miércoles, 30 de mayo de 2012

La Argumentación


Cuando queremos demostrar a alguien que lo que decimos es verdad, cuando no estamos de acuerdo con la opinión de otro o al rechazar una invitación, alegamos una serie de razones con las que justificamos nuestra opinión o decisión; es decir, argumentamos.
¿QUÉ ES UNA ARGUMENTACIÓN?
Es una de las manifestaciones del discurso oral o escrito, cuya principal finalidad es la de convencer de algo a quienes escuchan o leen. A través de razonamientos, se intenta probar o justificar aquello que se defiende y, al mismo tiempo, rebatir las opiniones contrarias.
¿PARA QUÉ SIRVE?
Con la argumentación, intentamos:
  • defender una opinión o un punto de vista sobre algún tema, demostrando que son más acertados que los de los demás;
  • poner de manifiesto los fallos o errores de quienes se oponen a nuestra argumentación para hacerles cambiar de parecer;
  • convencer a los que nos escuchan o leen para que admitan como cierto lo que decimos.
LA ESTRUCTURA DE LA ARGUMENTACIÓN
En muchos textos argumentativos se distinguen tres partes:
  • La tesis o idea básica que se va a defender. Esta se presenta de forma concisa y clara.
  • El cuerpo de la argumentación, donde se apoya, justifica o fundamenta la tesis con una serie de razones.
  • La conclusión, extraída a partir de los argumentos expuestos, con la que se refuerza la tesis inicial.
LOS ARGUMENTOS
Para ser más convincente, el autor puede reforzar su propia opinión:
  • apelando a la experiencia de quienes le escuchan o leen;
  • apoyándose en estadísticas, cifras, imágenes o datos que confirmen su parecer;
  • aportando citas de personas de reconocido prestigio en ese mismo campo del saber, que hayan expresado la misma o similar opinión;
  • recordando ejemplos, anécdotas o citas literarias, de los que se extraiga idéntica conclusión a la defendida.
Si el emisor quiere convencer a quien le escucha, es aconsejable que exista desde el principio un acuerdo mínimo con este, pues de lo contrario será muy difícil convencerle completamente de los razonamientos que se exponen.
Los argumentos que utilicemos en una argumentación han de ser creíbles y estar documentados y ordenados; no deben contradecirse entre sí ni ser falsos. También han de estar expresados de forma clara, organizada y sencilla. ¡Solo así seremos convincentes!

lunes, 28 de mayo de 2012

Un expreso del futuro - Julio Verne

Un expreso del futuro
Julio Verne

-Ande con cuidado -gritó mi guía-. ¡Hay un escalón!

Descendiendo con seguridad por el escalón de cuya existencia así me informó, entré en una amplia habitación, iluminada por enceguecedores reflectores eléctricos, mientras el sonido de nuestros pasos era lo único que quebraba la soledad y el silencio del lugar.

¿Dónde me encontraba? ¿Qué estaba haciendo yo allí? Preguntas sin respuesta. Una larga caminata nocturna, puertas de hierro que se abrieron y se cerraron con estrépitos metálicos, escaleras que se internaban (así me pareció) en las profundidades de la tierra... No podía recordar nada más, Carecía, sin embargo, de tiempo para pensar.

-Seguramente usted se estará preguntando quién soy yo -dijo mi guía-. El coronel Pierce, a sus órdenes. ¿Dónde está? Pues en Estados Unidos, en Boston... en una estación.

-¿Una estación?

-Así es; el punto de partida de la Compañía de Tubos Neumáticos de Boston a Liverpool.

Y con gesto pedagógico, el coronel señaló dos grandes cilindros de hierro, de aproximadamente un metro y medio de diámetro, que surgían del suelo, a pocos pasos de distancia.

Miré esos cilindros, que se incrustaban a la derecha en una masa de mampostería, y en su extremo izquierdo estaban cerrados por pesadas tapas metálicas, de las que se desprendía un racimo de tubos que se empotraban en el techo; y al instante comprendí el propósito de todo esto.

¿Acaso yo no había leído, poco tiempo atrás, en un periódico norteamericano, un artículo que describía este extraordinario proyecto para unir Europa con el Nuevo Mundo mediante dos colosales tubos submarinos? Un inventor había declarado que el asunto ya estaba cumplido. Y ese inventor -el coronel Pierce- estaba ahora frente a mí.

Recompuse mentalmente aquel artículo periodístico. Casi con complacencia, el periodista entraba en detalles sobre el emprendimiento. Informaba que eran necesarios más de tres mil millas de tubos de hierro, que pesaban más de trece millones de toneladas, sin contar los buques requeridos para el transporte de los materiales: 200 barcos de dos mil toneladas, que debían efectuar treinta y tres viajes cada uno. Esta “Armada de la Ciencia” era descrita llevando el hierro hacia dos navíos especiales, a bordo de los cuales eran unidos los extremos de los tubos entre sí, envueltos por un triple tejido de hierro y recubiertos por una preparación resinosa, con el objeto de resguardarlos de la acción del agua marina.

Pasado inmediatamente el tema de la obra, el periodista cargaba los tubos (convertidos en una especie de cañón de interminable longitud) con una serie de vehículos, que debían ser impulsados con sus viajeros dentro, por potentes corrientes de aire, de la misma manera en que son trasladados los despachos postales en París.

Al final del artículo se establecía un paralelismo con el ferrocarril, y el autor enumeraba con exaltación las ventajas del nuevo y osado sistema. Según su parecer, al pasar por los tubos debería anularse toda alteración nerviosa, debido a que la superficie interior del vehículo había sido confeccionada en metal finamente pulido; la temperatura se regulaba mediante corrientes de aire, por lo que el calor podría modificarse de acuerdo con las estaciones; los precios de los pasajes resultarían sorprendentemente bajos, debido al poco costo de la construcción y de los gastos de mantenimiento... Se olvidaba, o se dejaba aparte cualquier consideración referente a los problemas de la gravitación y del deterioro por el uso.

Todo eso reapareció en mi conciencia en aquel momento.

Así que aquella “Utopía” se había vuelto realidad ¡y aquellos dos cilindros que tenía frente a mí partían desde este mismísimo lugar, pasaban luego bajo el Atlántico, y finalmente alcanzaban la costa de Inglaterra!

A pesar de la evidencia, no conseguía creerlo. Que los tubos estaban allí, era algo indudable, pero creer que un hombre pudiera viajar por semejante ruta... ¡jamás!

-Obtener una corriente de aire tan prolongada sería imposible -expresé en voz alta aquella opinión.

-Al contrario, ¡absolutamente fácil! -protestó el coronel Pierce-. Todo lo que se necesita para obtenerla es una gran cantidad de turbinas impulsadas por vapor, semejantes a las que se utilizan en los altos hornos. Éstas transportan el aire con una fuerza prácticamente ilimitada, propulsándolo a mil ochocientos kilómetros horarios... ¡casi la velocidad de una bala de cañón! De manera tal que nuestros vehículos con sus pasajeros efectúan el viaje entre Boston y Liverpool en dos horas y cuarenta minutos.

-¡Mil ochocientos kilómetros por hora!- exclamé.

-Ni uno menos. ¡Y qué consecuencias maravillosas se desprenden de semejante promedio de velocidad! Como la hora de Liverpool está adelantada con respecto a la nuestra en cuatro horas y cuarenta minutos, un viajero que salga de Boston a las 9, arribará a Liverpool a las 3:53 de la tarde.¿No es este un viaje hecho a toda velocidad? Corriendo en sentido inverso, hacia estas latitudes, nuestros vehículos le ganan al Sol más de novecientos kilómetros por hora, como si treparan por una cuerda movediza. Por ejemplo, partiendo de Liverpool al medio día, el viajero arribará a esta estación alas 9:34 de la mañana... O sea, más temprano que cuando salió. ¡Ja! ¡Ja! No me parece que alguien pueda viajar más rápidamente que eso.

Yo no sabía qué pensar. ¿Acaso estaba hablando con un maniático?... ¿O debía creer todas esas teorías fantásticas, a pesar de la objeciones que brotaban de mi mente?

-Muy bien, ¡así debe ser! -dije-. Aceptaré que lo viajeros puedan tomar esa ruta de locos, y que usted puede lograr esta velocidad increíble. Pero una vez que la haya alcanzado, ¿cómo hará para frenarla? ¡Cuando llegue a una parada todo volará en mil pedazos!

-¡No, de ninguna manera! -objetó el coronel, encogiéndose de hombros-. Entre nuestros tubos (uno para irse, el otro para regresar a casa), alimentados consecuentemente por corrientes de direcciones contrarias, existe una comunicación en cada juntura. Un destello eléctrico nos advierte cuando un vehículo se acerca; librado a su suerte, el tren seguiría su curso debido a la velocidad impresa, pero mediante el simple giro de una perilla podemos accionar la corriente opuesta de aire comprimido desde el tubo paralelo y, de a poco, reducir a nada el impacto final. ¿Pero de qué sirven tantas explicaciones? ¿No sería preferible una demostración?

Y sin aguardar mi respuesta, el coronel oprimió un reluciente botón plateado que salía del costado de uno de los tubos. Un panel se deslizó suavemente sobre sus estrías, y a través de la abertura así generada alcancé a distinguir una hilera de asientos, en cada uno de los cuales cabían cómodamente dos personas, lado a lado.

-¡El vehículo! -exclamó el coronel-. ¡Entre!

Lo seguí sin oponer la menor resistencia, y el panel volvió a deslizarse detrás de nosotros, retomando su anterior posición.

A la luz de una lámpara eléctrica, que se proyectaba desde el techo, examiné minuciosamente el artefacto en que me hallaba.

Nada podía ser más sencillo: un largo cilindro, tapizado con prolijidad; de extremo a extremo se disponían cincuenta butacas en veinticinco hileras paralelas. Una válvula en cada extremo regulaba la presión atmosférica, de manera que entraba aire respirable por un lado, y por el otro se descargaba cualquier exceso que superara la presión normal.

Luego de perder unos minutos en este examen, me ganó la impaciencia:

-Bien -dije-. ¿Es que no vamos a arrancar?

-¿Si no vamos a arrancar? -exclamó el coronel Pierce-. ¡Ya hemos arrancado!

Arrancado... sin la menor sacudida... ¿cómo era posible?... Escuché con suma atención, intentando detectar cualquier sonido que pudiera darme alguna evidencia.

¡Si en verdad habíamos arrancado... si el coronel no me había estado mintiendo al hablarme de una velocidad de mil ochocientos kilómetros por hora... ya debíamos estar lejos de tierra, en las profundidades del mar, junto al inmenso oleaje de cresta espumosa por sobre nuestras cabezas; e incluso en ese mismo instante, probablemente, confundiendo al tubo con una serpiente marina monstruosa, de especie desconocida, las ballenas estarían batiendo con furiosos coletazos nuestra larga prisión de hierro!

Pero no escuché más que un sordo rumor, provocado, sin duda, por la traslación de nuestro vehículo. Y ahogado por un asombro incomparable, incapaz de creer en la realidad de todo lo que estaba ocurriendo, me senté en silencio, dejando que el tiempo pasara.

Luego de casi una hora, una sensación de frescura en la frente me arrancó de golpe del estado de somnolencia en que había caído paulatinamente.

Alcé el brazo para tocarme la cara: estaba mojada.

¿Mojada? ¿Por qué estaba mojada? ¿Acaso el tubo había cedido a la presión del agua... una presión que obligadamente sería formidable, pues aumenta a razón de una “atmósfera” por cada diez metros de profundidad?

Fui presa del pánico. Aterrorizado, quise gritar... y me encontré en el jardín de mi casa, rociado generosamente por la violenta lluvia que me había despertado. Simplemente, me había quedado dormido mientras leía el articulo de un periodista norteamericano, referido a los extraordinarios proyectos del coronel Pierce... quien a su vez, mucho me temo, también había sido soñado.

FIN

jueves, 24 de mayo de 2012

Mezclas homogéneas y heterogéneas

Indica si los siguientes alimentos son mezclas homogéneas o heterogéneas
y sus componentes. En caso de tratarse de soluciones señala cuál es el soluto y cuál el solvente.

Capuchino



Café con leche

Café
Sopa de tomates


Sopa de letras


Jugo natural de naranja

Licuado de frutas

miércoles, 23 de mayo de 2012

Coordenadas Cartográficas

Utilizando la XO  y la búsqueda en góogle maps averigua a qué lugares corresponden las siguientes coordenadas.

-34.906689, -56.186122‎
-34.891158, -56.187433‎
-34.894520, -56.153036‎
-34.888360, -56.259835‎

Ahora indica las coordenadas aproximadas de ubicación de las siguientes ciudades, recuerda que el - en la latitud indica el Sur y en la longitud el Oeste.

Londres:
París:
Río de Janeiro:
Ciudad de México:


lunes, 21 de mayo de 2012

Materia y cambios de estado

Introducción:
Hoy vamos a intentar averiguar qué es la materia y en qué estados se puede encontrar en la naturaleza.

Tarea:
La tarea a realizar será responder el siguiente cuestionario con lo averiguado. 
  1. ¿Qué es la materia? 
  2. ¿En qué estados la podemos encontrar? 
  3. ¿Qué les sucede a las partículas que forman la materia al cambiar de estado? 
  4. ¿Cómo se le llama a los procesos de cambio de estado?. 
  5. ¿De qué factor dependen los cambios de estado? 
Proceso:
Para poder explicar lo que trabajamos tendrán que visitar diferentes páginas con información en forma de textos, imágenes, videos y actividades interactivas.

Recursos:
A continuación puedes encontrar los enlaces:

Un par de textos:
Un video:
Actividades interactivas:

Evaluación:
Se evaluará considerando los siguientes aspectos: 
El trabajo en grupo 
El manejo de la información que se presentó 
La elaboración de las respuestas tanto en su redacción como en su contenido. 

Conclusiones:
Luego de realizada esta actividad esperamos que haya quedado un poco más claro qué es la materia y cómo cambia de estado.
Si lo desean pueden escribir un comentario en el blog con sus opiniones sobre esta propuesta.

Procesos de cambio de estado.

Actividad interactiva que explica los procesos de cambio de estado

Cálculo de áreas de las figuras planas

La medida de la superficie de las figuras planas, se designa corrientemente en geometría con el nombre de área. Ella se expresa en unidades de medida de superficie, que se basan en la figura del cuadrado; por lo cual se llaman metros, decímetros o centímetros cuadrados.

 El punto de partida para la determinación del método aritmético de cálculo de la medida de la superficie comprendida en las figuras geométricas planas, es el estudio del cuadrado.

Subdividiendo un cuadrado en varios cuadrados cuyo lado sea una parte del cuadrado original, resulta fácil apreciar que la cantidad de cuadrados menores — que pueden considerarse como unidad de medida — es igual a la multiplicación del número de cuadrados contenidos en dos de los lados del cuadrado originario: 5 × 5 = 25. 

Conviniendo en denominar base al lado horizontal del cuadrado original, y altura el vertical; el procedimiento de cálculo de la superficie del cuadro puede expresarse en la fórmula:

SUPERFICIE DEL CUADRADO = BASE × ALTURA 



En el caso del rectángulo, el mismo procedimiento permite establecer que el procedimiento de cálculo de su superficie es igual al del cuadrado: 5 × 8 = 40. 

 SUPERFICIE DEL RECTÁNGULO = BASE × ALTURA 





La fórmula de cálculo del área del triángulo, es una derivación de las anteriores, atendiendo a que la diagonal de rectángulos lo divide en dos triángulos; por lo cual la superficie de todo triángulo es igual a la mitad de la del polígono que resultaría de duplicarlo tomando uno de sus lados como eje de simetría: 5 × 8 = 40 ÷ 2 = 20.



Si se observa un trapecio, se percibe que cada una de sus diagonales lo convierte en la suma de dos triángulos.

 Por lo tanto, la superficie de un trapecio es la suma de las superficies de uno de los dos pares de triángulos que se forman al trazar una diagonal. 


En el trapecio, se denomina base mayor al mayor de sus lados paralelos, y base menor al otro lado paralelo. De tal manera, la base mayor resulta ser la base de uno de los triángulos, y la base menor resulta ser la base del otro; en tanto que la altura del trapecio es la altura de ambos triángulos. Puede obtenerse la suma de ambas superficies en una única operación, sumando ambas bases, dividiendo el resultado entre 2, y multiplicando por la altura: 9 + 6 = 15 ÷ 2 = 7,5 × 5 = 37,5.

Propiedad fundamental de los polígonos regulares.

Observando las resultantes del estudio de las líneas de los polígonos regulares se detecta la siguiente propiedad fundamental:

En todos los polígonos regulares, el trazado de sus radios los divide en tantos triángulos como lados posean; cuyas alturas son iguales al apotema del polígono, y cuyas bases sumadas son iguales al perímetro del polígono. 

En consecuencia, la superficie de un polígono regular será igual a la suma de las superficies de los triángulos que lo forman. Extendiendo la fórmula de cálculo de la superficie del triángulo, se deduce:

Superficie del círculo. 

Considerando el círculo como un polígono regular cuyos lados son cada uno de los puntos que componen su circunferencia, ésta resulta ser su perímetro; y el radio es a la vez el apotema respecto de cada uno de esos puntos. 

 La circunferencia es una línea difícil de medir; pero puede calcularse a partir de la medida del radio, aplicando la propiedad fundamental del círculo. 

La propiedad fundamental del círculo, consiste en que existe una relación permanente entre su radio y la medida de su circunferencia, que es un valor constante de 3,1416; el cual se designa con la letra griega PI. 

En consecuencia, aplicando al círculo la regla general para el cálculo de la superficie de un polígono regular, se concluye: 

Superficie de los polígonos irregulares. 

Cualquier polígono irregular, puede descompoerse en triágulos, mediante el trazado de sus diagonales; o complementando éstas con perpendiculares desde un vértice a una diagonal.

 Por lo tanto, conociendo la medida de las líneas que conformen las bases y alturas de esos triángulos, será posible calcular su superficie; y sumarla para obtener la superficie total del polígono irregular.

Cálculo de áreas de figuras irregulares

Cálculo de áreas de figuras irregulares
Esta técnica se utiliza muchas veces para calcular las superficies en mapas.
Cuando aparezca en el mapa una zona irregular, en algunos casos puede ajustarse la forma de la figura geométrica que mejor se parezca, bajo el riesgo de error tanto por exceso como por defecto. Sin embargo, existe un método sencillo que permite superar el problema: se le conoce como el método de la cuadrícula. Para ello es preciso colocar sobre el mapa una hoja de papel milimetrado transparente, y se procede a marcar los puntos que caen adentro y aquellos que caen justo en el borde de la zona que se está midiendo. Es recomendable marcar los puntos de adentro de una forma distinta a los puntos de la orilla para no confundirlos. Luego, se cuentan los puntos de adentro y aparte se cuentan los de la orilla. El total de puntos de la orilla se dividen entre 2 y se le suman a los puntos que caen adentro. El total general será el área aproximada en cm²; es decir, el área en el papel. La regla es:


jueves, 10 de mayo de 2012

A José Artigas

Alfredo Zitarrosa
(Huella y vidalita)

Vidalita acordate de José Artigas,
y endulzate la boca, cuando lo digas.
A la huella de un siglo que otros borraron,
mintiendo los martirios del traicionado.

A la huella vieja, vidalitay,
que te estoy buscando,
junto a Lavalleja, vidalitay,
yo quiero oírte andando.

A la huella, primero, de José Artigas,
y sacate el sombrero, cuando lo digas.
Lararailaira, lararairá,
y sacate el sombrero, cuando lo digas.

Vidalita orientala, lejana y pura,
a la patria cantala sin amargura.
No hay más huella, canejo, que la de Artigas,
y jugate el pellejo, cuando la sigas.

Patria sola y patria, vidalitay,
patria sola y muda,
rompé tu silencio, vidalitay,
vamos en tu ayuda.

En tu ayuda, ¡ay paisanos!, monten baguales; 
vamos mano con mano, los orientales 
Lararairara, lailararará; 
vamos mano con mano, los orientales  

viernes, 4 de mayo de 2012

El Área


Consideraremos como una definición de área, a aquella cantidad de superficie que se encuentra encerrada dentro de una figura geométrica cerrada. El área es la que posibilita el conocimiento de la superficie interior.

Algunas Propiedades Básicas del Área de una Figura.

· El área de una figura geométrica no varía, cuando sobre la figura realizamos acciones tales como cortar y pegar. Gracias a esta propiedad del área se calculan infinidad de áreas de figuras, como por ejemplo el área del trapecio.

· Si a una figura le quitamos o añadimos una porción de área conocida, entonces el área de la figura resultante será el área de la figura inicial menos o más, el área de la porción quitada o añadida. Así, por ejemplo, conociendo el área de un triángulo y la de un rectángulo, podemos calcular el área de un trapecio.

jueves, 3 de mayo de 2012

La oración gramatical.


Una cigüeña ha instalado su nido en la torre.
Tiene sentido completo.
El espejo del cuarto de baño de mi abuela
No tiene sentido completo.
La oración es la menor unidad de comunicación que tiene sentido completo.
Se caracteriza por ir entre pausas y entre puntos.
Elementos de la oración.
Alberto
conducía a gran velocidad.
Son muy rápidos
esos caballos.
Sujeto
Predicado
Predicado
Sujeto
El sujeto.
· Es la persona o cosa de la que decimos algo.
· Para localizarlo se pregunta ¿Quién? o ¿Quiénes? al verbo.
Alberto
conducía a gran velocidad.
S

  • ¡ATENCIÓN!
El sujeto no tiene por qué ir al principio de la oración.

El predicado.
· Es lo que decimos del sujeto.
· Es muy fácil de localizar ya que es todo lo que no es sujeto.




La higuera
no dio fruto este año.
S
P





El
hijo
de mi primo
tiene
muchos libros.
S
P


El objeto directo (OD) o complemento directo (CD)
Ángela
pintaba
un cuadro.


OD
Ángel
lavaba
a su hermano.


OD
Complemento directo es la persona o cosa que recibe directamente la acción del verbo.
Para localizarlo. Se le pregunta ¿Qué es lo que? Al verbo.
Juan peinaba a su hijo.
¿Qué es lo que peinaba? o ¿A quién peinaba?

El objeto indirecto (OI) complemento indirecto (CI).
El piloto
dio
un regalo
a su mujer.


OD
OI
Complemento indirecto es la persona o cosa que recibe indirectamente la acción del verbo.
· Se pregunta ¿A quién? o ¿Para quién? al verbo.
Antonio
preguntó
la lección
a su compañera.



CI

Los complementos circunstanciales (CC).

Las palabras que expresan circunstancias del verbo se llaman complementos circunstanciales. (CC).
Para localizarlos se recurre a diferentes preguntas:
· CC de lugar (CCL) ¿Dónde?
Mi abuelo
camina
en el parque.


CCL
· CC de tiempo (CCT) ¿Cuándo?
Mi abuelo
camina
los domingos.


CCT
· CC de modo (CCM) ¿Cómo?
Mi abuelo
camina
despacio.


CCM
· CC de cantidad (CCC) ¿Cuánto?
Mi abuelo
camina
dos kilómetros.


CCC
· CC de compañía (CCCom) ¿Con quién?
Mi abuelo
camina
con sus amigos.


CCCom



¿Qué acción o proceso está mencionándose?
Verbo
¿Quién o Quiénes? + (verbo)
Sujeto
¿Qué hizo + (Sujeto)?
Predicado
¿Qué es lo que + (verbo)?
Objeto Directo
¿A quién + (verbo)?
¿Para quién + (verbo)?
Objeto Indirecto
¿A quién le/les + (verbo)?
¿A quién le/les + (verbo) + (objeto directo)?
¿Dónde + (verbo)?
Complemento Circunstancial
¿Cuánto + (verbo)?
¿Cómo + (verbo)?
¿Cuando + (verbo)?
¿Con quién + (verbo)?