¿Por qué existen el día y la noche? ¿De dónde proviene la espuma que puebla los mares? ¿Por qué al verano le sigue el otoño? ¿Cuándo nacieron las estrellas?
Desde tiempos remotos, los humanos nos hacemos estas y otras preguntas, y hallamos distintos modos de responderlas. Uno de ellos, el más antiguo, es el mito. El mito, al igual que la leyenda, es universal. La cultura griega posee gran cantidad de mitos y leyendas.
Los relatos míticos son historias que buscan explicar aquellos acontecimientos que al hombre primitivo le parecían incomprensibles y misteriosos, como los fenómenos naturales, el origen del mundo y de los seres, el destino, el amor, la guerra y la paz.
Actualmente, los lectores disfrutamos de estas narraciones como de cualquier otra ficción, pero no debemos olvidar que formaban parte de las creencias de distintas culturas y tenían carácter sagrado.
Los mitos surgieron en forma oral y colectiva, es decir que su creación no se debe a una persona en particular sino a toda una comunidad. Al trasmitirse de generación en generación, estos relatos originarios sufrieron transformaciones y variantes, que hoy conocemos como versiones. Por eso, al igual que las leyendas, son anónimos (no tienen un autor identificable) y tradicionales (conservan y difunden los valores y costumbres de los pueblos). Ambos se sirven de elementos imaginarios y maravillosos para llevar adelante la acción pero, a diferencia del mito, en la leyenda no intervienen, en general, divinidades. En el mito conviven dioses, semidioses, héroes y humanos.
Desde tiempos remotos, los humanos nos hacemos estas y otras preguntas, y hallamos distintos modos de responderlas. Uno de ellos, el más antiguo, es el mito. El mito, al igual que la leyenda, es universal. La cultura griega posee gran cantidad de mitos y leyendas.
Los relatos míticos son historias que buscan explicar aquellos acontecimientos que al hombre primitivo le parecían incomprensibles y misteriosos, como los fenómenos naturales, el origen del mundo y de los seres, el destino, el amor, la guerra y la paz.
Actualmente, los lectores disfrutamos de estas narraciones como de cualquier otra ficción, pero no debemos olvidar que formaban parte de las creencias de distintas culturas y tenían carácter sagrado.
Los mitos surgieron en forma oral y colectiva, es decir que su creación no se debe a una persona en particular sino a toda una comunidad. Al trasmitirse de generación en generación, estos relatos originarios sufrieron transformaciones y variantes, que hoy conocemos como versiones. Por eso, al igual que las leyendas, son anónimos (no tienen un autor identificable) y tradicionales (conservan y difunden los valores y costumbres de los pueblos). Ambos se sirven de elementos imaginarios y maravillosos para llevar adelante la acción pero, a diferencia del mito, en la leyenda no intervienen, en general, divinidades. En el mito conviven dioses, semidioses, héroes y humanos.
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